Hola buenos días y feliz sábado, esta mañana me he despertado con nueva enseñanza de Dios. Hoy me ha hablado nuevamente y me ha contado un cuento como si yo fuera una niñita, es que para él no soy mas que eso, su niñita, la niña de sus ojos...
La Historia del Minero y su Diamante.


Todo estaba lleno de tierra y en algunas partes mal oliente, pero el minero tenia una gran sensibilidad para ver lo que había debajo de todo ese lodo y mal olor, comenzó a escarbar con paciencia y encontró una roca muy especial, le llamo la atención, algo había en ella que la tomo en sus manos, la despolvó con sus dedos, el viento de su boca, le echó algo de saliva y la limpió. Se maravilló de lo que había encontrado y pensó que podría limpiarla mas en casa, así que se la llevó. En casa tomó agua suficiente algo de jabón y la dejó muy limpia.
Luego decidió darle forma y buscó un martillo y un cincel, así muy despacito le dio para no dañarla, pero cuando cayó el primer pedazo de escoria se dio observó que la belleza de esta piedra estaba escondida dentro del caparazón, este también era hermoso, pero nada como lo que estaba dentro. El minero pensó que por el pasar de los años, los golpes, el abandono y todas las cosas de la vida, lo mas hermoso de esta piedra estaba dentro pero que no se podía apreciar porque ella sola no podía limpiarse, así que el minero estaba muy feliz por ayudarle y disfrutar de su descubrimiento.


El Minero saltaba de la emoción y la viste como una joya para cargarla siempre en su mano diestra. Así, cada una que hallo la limpió, la talló y la vistió de joya.
Dios es el minero y tu eres la roca, él no te hizo diamante, tu ya lo eres, el te limpiará el sucio, te tallará con amor sublime y te hará joya. La roca sucia no absorbe luz ni proyecta luz, el brillante si.
Dale gracias a Dios por limpiarte y hacer de ti una joya guindada en su mano diestra. Amén.
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